sábado, octubre 27, 2007

Atenas ergo Amsterdam

Sin duda, Atenas fue un viaje diferente. Una mezcla entre historia, cultura mediterránea y la Teoría del Caos que invita a sumergirse en la ciudad... y a repetir viaje.

Lástima que a mi cabecita se le olvidara uno de los elementos más importantes para robar recuerdos: la cámara de fotos. Es lo que tiene hacer siempre la maleta en el último minuto (o en los últimos 10 minutos, para ser exactos). Al menos ahora tengo claro que, cuando cambie de móvil, buscaré uno con mejor cámara, aunque sea para este tipo de situaciones de emergencia.


Por primera vez hicimos algo de turismo un poco más británico (mucha juerga y mucho dormir), pero eso no evitó que disfrutáramos de la ciudad, de su gente y de su... ¡comida! Sin duda, Atenas entrará en esa lista de ciudades en las que no me importaría vivir por una temporada. Una lista bastante poblada, añado.

¿Mis vistas preferidas? Pues las de la Acrópolis sobre Atenas (cómo no) y los senderos escondidos de Plaka que Eileen se ofreció a mostrarnos. Esto de reencontrarse con gente que crees que no volverás a ver en tu vida me gusta cada vez más. Kudos go to AEGEE.

A partir de ahora, a rezarle a San Frenadol para que el miércoles el despegue hacia Amsterdam sea lo más limpio posible (en cuanto a mucosidad se refiere).

lunes, octubre 22, 2007

El bombillero

"Ayer, se me fundió la lámpara de mi cuarto. Como nunca había cambiado una bombilla, busqué en las páginas amarillas un cambiador de bombillas. Al no encontrarlo, ni tampoco aparecer nada por bombillero, llamé a un electricista de guardia, que, enfadado, me dijo que comprara una bombilla y la cambiara yo.

Cuando intenté comprar una bombilla en el estanco, el estanquero pensó que le estaba vacilando."

María, mi compañera de piso. Al enterarse de que iba a poner esto en mi blog, ha añadido:

"Puedes poner que soy universitaria, para que la gente sepa que no es que sea una inculta y eso."

martes, octubre 09, 2007

Los disfraces de la ética

Aún faltaban eternos días para que ese fatídico once de marzo escenificara el último apocalipsis nacional. España, sumida en una tenue anestesia, despertó sin aviso de su personal letargo. Pero entonces, apenas un mes antes, nadie lo sabía. Un trío –teóricamente bañado por las ansias contestatarias de la época- recorría gran parte de la geografía española cautivando por doquier a auditorios repletos. Como equipaje sólo necesitaban su mera presencia. Almudena Grandes y Luis García Montero, como teloneros, dejaban que un Joaquín Sabina liderara al grupo. La capacidad de convocatoria que generó esta inmortal figura evidenció que el tiempo no ha podido apagar el clamor que es capaz de suscitar allá por donde va. Con más años encima de los que marca su documento de identidad, el estandarte de la música española de autor demostró que no necesita hacer acopio de su arte para llevarse al público al bolsillo. El atestado Paraninfo de la Universidad de Sevilla, hace algo menos de cuatro años, era la prueba palpable de que puede prescindir de su profesión para atraer a las masas. El estudiantado se había agolpado sólo para escuchar a este peculiar trío hablar de las pérdidas que la democracia lleva a sus espaldas cada vez que un joven no acude a las urnas.

Aquella cita quedó, sin remedio, grabada en mis retinas. La ilusión inicial fue dejando paso a sentimientos confundidos a medida que avanzó esa sorprendente tarde de viernes. En lugar del eclipse que esperé presenciar, sólo acabé viendo cómo un extraño símbolo de la izquierda tiraba por tierra muchas de las teorías que siempre –pensé- deben acompañar a esta ideología. No obstante, de no haber descubierto todo ello, Almudena Grandes tampoco me habría explicado lo “gris” que se había vuelto España como consecuencia de la involución en la que andaba metida. Y los poemas que su marido quiso recitar probablemente se hubieran perdido entre el estrepitoso ruido que llenaba los pasillos colindantes al Paraninfo. Todo ello acompañado del constante humo que flotaba en el ambiente gracias a un Joaquín Sabina que, a pesar de las reiteradas peticiones de sus compañeros de lucha, no dejaba de fumar ni de argumentar sandeces acompañadas de grandes dosis de prepotencia que terminaron creando un ambiente de discordia entre los tres protagonistas. En lugar de acudir para concienciar, eso sí parecía adoctrinamiento puro.

Algunos años han pasado ya desde ese día, pero siempre que aparece Sabina detrás de alguna esquina luchando por perpetuar una imagen desvirtuada de la concienciación política, provoca en mi una media sonrisa. En ‘Dos pájaros de un tiro’ volvió a retratarse cada vez más fiel a la realidad que representa. Con la picaresca que lo ha convertido en el Caín español, el artista tuvo tiempo para ridiculizar la labor del partido popular. Sólo fue una simple observación personal, pero en ese momento volvió a enseñarme la misma lección que aquel viernes. Me confirmó, en tan sólo unos segundos, que las ideologías usan incontables disfraces para hacerse merecedoras de determinados distintivos. Y él, en sus modos de profanar los pensamientos de otros, hacía menos creíble la defensa de sus convicciones. Las formas, en los tiempos que corren, son prácticamente la única garantía de coherencia con la que cuenta el mundo. Pero todos lo hemos olvidado. Cuando el PSOE intenta instaurar la asignatura más polémica que recuerdo, no atiende a los modos. Promete ética envuelta en docencia, pero no predica con el ejemplo. Auspicia una campaña mediática sobre la nueva materia centrada en la ridiculización, también esta vez, de los populares.

Yo no sé si todos los 'objetores de conciencia' -protagonistas de un debate absurdo- son de derechas. Ni siquiera sé si son populares por norma. Lo único que me parece indiscutible es que tacharlos de machistas, católicos e ignorantes no es “una forma de llamar la atención que sirve para que la gente apoye la asignatura”, como afirmó hace unos días José Luis Zapatero. Es una manera denigrante, que a priori puede despertar cierta simpatía, pero que en el fondo sólo favorece la radicalización de estúpidos estereotipos. Será porque para lograr un objetivo ya hasta la ética puede pasar desapercibida. La cuestión es que estas concesiones a la moral provocan que las piezas del puzzle empiecen a no encajar. Y así, no es de extrañar que se necesiten peripecias como las de aquel trío en busca de adeptos. Quizás porque nos hallamos ante la crisis de los incondicionales en un tiempo en el que, como dijo Churchill, “los hombres no quieren ser útiles, sólo importantes”. Sabiendo que esta sentencia hoy tiene más vigencia que nunca, los grupos políticos son conscientes hasta el extremo de la necesidad de un instrumental potente que haga menos visibles sus fallos de congruencia.


Saray Encinoso (Diario de Avisos, 9 de Octubre de 2007). Gran periodista y mejor amiga.

sábado, octubre 06, 2007

¡Conciertos!

  • Deluxe. 24 de Noviembre en la Sala La Riviera (a ver si sacan ya las entradas...)
  • Arctic Monkeys. 30 de Noviembre en la Sala La Riviera (¡comprada!)
  • Pereza. 1 de Diciembre en el Telefónica Arena (¡comprada!)

3 conciertos en 7 días... Welcome to Madrid :D

jueves, octubre 04, 2007

Absurda presión

Mientras hacía la última colada del día, me ha dado por contar las personas que ahora mismo tienen puestas grandes esperanzas en mí. Me ha parecido un sistema tan bueno para dejar de dormir, que quizá mañana lo emplee en el trabajo, porque no creo que pegue un ojo esta noche...

miércoles, octubre 03, 2007

Terry Pratchett y las discográficas

"La ciudad era más pequeña que Ohulan, y muy diferente, porque se encontraba en la conjunción de tres rutas mercantiles, aparte del río. La habían construido en torno a una gigantesca plaza, una especie de mezcla entre un permanente atasco de tráfico exótico y una aldea compuesta exclusivamente por tiendas de campaña. Los camellos coceaban a las mulas, las mulas coceaban a los caballos, y todos coceaban a los humanos. Era una barahúnda de colores, un caos de ruidos, una sinfonía nasal de olores, poblados por cientos de personas que se dedicaban con todas sus fuerzas a ganar dinero.

Una de las razones del jaleo era que, en extensas zonas del continente, otras personas preferían ganar dinero sin trabajar y, dado que en el Disco todavía no había surgido ninguna compañía discográfica, se veían obligados a recurrir a otras formas de robo más tradicionales."

Terry Pratchett - Ritos iguales. El libro fue escrito en 1987... Sobran los comentarios.

En mitad del camino

Así pues, el verano transcurrió a toda velocidad y pasó hasta por 4 países. Austria, Chequia, Eslovaquia y Hungría fueron testigos de las diferentes formas de ver la vida que teníamos tanto yo como las personas que me iba encontrando por el camino.

De todo lo visto me quedo con Viena, una ciudad majestuosa, y a la que algún día me gustaría pertenecer (sí, es otra más en esa enorme lista de "ciudades en las que viviría"). Dije lo mismo en Bratislava, hasta que me di cuenta de que sólo su casco histórico (majestuoso) merece la pena en ella, salvo unos pocos detalles más.

A Praga le debo una segunda visita, porque 2 días deprisa y corriendo no son suficientes para sumergirse en ella. Así pues, nos volveremos a ver...

Y de Budapest destacan (¡cómo no!) los balnearios. Es el mejor remedio para cualquier tipo de cansancio físico o psíquico que haya visto jamás. Al menos, hasta ahora.

La semana que viene, Atenas nos espera. Un par de semanas después, quizá Amsterdam. Y antes de fin de año, ¿por qué no Polonia?

De momento, me encanta Madrid, ¡pero parece que no quiero tener tiempo para conocerla a fondo...!