Unos días atrás asistí alucinado al relato de una amiga que ha estado en África de voluntaria con una ONG. Me contaba como realizaba, entre otras tareas, la preparación de los alimentos, que incluía limpiar el grano de todos los bichos que contenía. Ante sí, un tazón de arroz, y a separar: arroz, bicho, arroz, bicho, arroz, bicho...
Yo llevo largo tiempo limpiando mi arroz, pero hoy me he vuelto a encontrar un bichejo camuflado. Pensaba que ya estaba todo limpio, pero se ve que había tantos que aún queda alguno camuflado por allí. Y me lo comí. Y me amargó. Y me atraganté.
Pero ya es diferente, me basta una palmadita en la espalda para escupirlo, y una taza de té para quitarme el mal sabor de boca. Será porque ya soy inmune a todas las enfermedades que me traían esos bichos malos...
Yo llevo largo tiempo limpiando mi arroz, pero hoy me he vuelto a encontrar un bichejo camuflado. Pensaba que ya estaba todo limpio, pero se ve que había tantos que aún queda alguno camuflado por allí. Y me lo comí. Y me amargó. Y me atraganté.
Pero ya es diferente, me basta una palmadita en la espalda para escupirlo, y una taza de té para quitarme el mal sabor de boca. Será porque ya soy inmune a todas las enfermedades que me traían esos bichos malos...
De vez en cuando la vida
toma conmigo café
y está tan bonita que
da gusto verla.
(Joan Manuel Serrat)
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