domingo, marzo 04, 2007

Una de egipcios

[...] Cuando moría un faraón también se sacrificaban unos cuantos esclavos con el único fin de poder servir al mecenas una vez se despertara allá, en el más allá. No sólo trabajabas como un cabrón durante toda tu vida sino que encima cuando el jabibi decidía palmarla también tú tenías que morir para cambiarle los pañales a los niños. Si un día tienes ocasión de elegir tu propio futuro ni se te ocurra escoger el de esclavo. Sí, toda clase de objetos y tesoros eran también enterrados junto al finado. En la última tumba descubierta hace poco se encontraron los siguientes tesoros: un molinillo de café, una nevera, dos aspiradoras, tres petardos, cinco chinchetas, un póster de George Michael, un Sanyo portátil, canela, una postal de Zurich, sellos, una lata de mejillones, media kima de hierba, un velero, dos submarinos, un visado para las Seychelles, un microscopio, "Guerra y Paz", un cazamariposas, dos batidos de chocolate, un condón, un chorizo de perro, una segadora, cinco velas, un klinex, y, finalmente, una Vespa. Los egiptólogos aún están por aquí discutiendo todavía qué se traería entre manos el sagaz faraón y sobre todo cuántos pajaritos de los que le rondaban la cabeza a la hora de la merienda habrían aprobado la selectividad. [...]


Jaime Centurión - Tocándome los cojones

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